Tema 6: El Destino

En esta ocasión se trata de un tema hasta cierto punto libre, el cual se caracterizó por la confrontación de creencias personales, provocando dificultad para el desarrollo de una conclusión unánime, ya que, como es característico de las discusiones de carácter intelectual y plural, cada punto de vista fue defendido fuertemente por su expositor, obteniendo variedad y fluidez.

Idris, al igual que el autor de este texto, sostuvieron que el destino es algo que cada sujeto mismos ha forjado, y aunque de alguna manera este puede ser desconocido para nosotros, es inevitable que lleguemos a realizarlo. No existen casualidades, “Dios no juega a los dados”, todo es producto de nuestras acciones.

Luis expone que el destino es un término ocupado a conveniencia, el cual usamos cada que nos negamos a aceptar los hechos provocados de una u otra forma por nuestras acciones… o aquellos en los que simplemente no comprendemos qué fue lo que los desencadenó. Por otra parte el término del destino parece desaparecer, contradiciendo en apariencia las ideas previas, cuando queremos enfatizar que somos nosotros los autores, y no una fuerza externa o ajena a nosotros, con tal de sentir el éxito ante alguna situación o acción.

Diego planteó el término de “predisposición” o “profecía autocumplidora”, donde cada sujeto es quien, anticipadamente, supone lo que el futuro le depara –esto sin importar si se trata de algo bueno o malo para él- y sus acciones tarde o temprano harán realidad dichos pensamientos o predicciones. También descarta la idea de que un Dios ya haya trazado la ruta que tomará cualquier vida, porque en ese caso el albedrio no existiría.

Roberto se sumó a la idea de que el destino no es algo que ya este escrito y que inevitablemente lo volveremos realidad, simplemente somos seres causales, que vivimos día a día viendo el impacto de nuestras decisiones pasadas y de la misma manera tomando decisiones nuevas.

La participación de Ángel, breve pero enfática, considera, y nos recuerda que el destino es otro nombre que se le adjudica a las consecuencia de nuestras acciones. En opinión personal del autor, podríamos considerar que, de una u otra forma, todos tocamos este punto dando un enfoque casi caleidoscópico, pero no por ello se trata de algo tan trivial como para tomarse como conclusión. Se volvió necesario un análisis más profundo.

Es en este punto donde este escritor expuso su duda sobre de qué manera se involucraba el destino en cosas que simplemente no podía explicar, usó de ejemplo el hecho curioso (hasta ese momento) de que las últimas chicas por las que se sintió atraído fueran zurdas. No encontraba algo que explicara estos hechos porque fue desde antes de si quiera entablar una conversación con ellas que surgía un gusto, pero en algún punto del acercamiento descubría la cualidad en cuestión. Luis explico que esto simplemente se debe a la tendencia, que en ocasiones no tiene que ser consiente: esto es locus de control externo. Usó como ejemplo su necesidad de escribir cuando había presencia de luna llena, incluso cuando aún no se daba cuenta que ese día tocaba esta fase del astro. Alguna explicación para esto podía ser que, inconscientemente hacía un cálculo de los días que pasarían para volver a ser luna llena, o en el caso previo, que probablemente surgiera atracción por algo que sólo las personas zurdas hacen, aún sin haber conciencia de ello.

Fue durante un breve descanso que junto con Ángel se formuló una hipótesis, lo cual fue muy emocionante, porque incluso su formulación es ejemplo de lo que se explica.

Se planteó que son nuestros pensamientos, específicamente los deseos y/o necesidades, “dedos tirando dominós del destino”, esto porque internamente, al pensar, generamos ondas electromagnéticas, por tanto estas ondas también se propagan fuera de nuestro cráneo, influyendo de manera sutil en el universo tirando los dominós necesarios hasta que regresa a nosotros haciendo realidad el destino. Esto hace que no solo se hable de las reacciones producidas por las acciones, sino también en la que éstas se involucran con las de los otros.

Para entonces volvimos al punto de la predisposición y se hizo la mención de los miedos, que, como comentó Diego, se trata de deseos obscuros que ansiamos se vuelvan realidad para liberarnos de ellos. E inevitablemente nos desviamos a un análisis personal sobre los miedos, por lo que, tal vez inconscientemente, dimos fin al tema del destino.

Con base en las opiniones de los demás miembros y las propias, se puede decir que podemos ser conscientes del resultado de nuestras acciones, tendencias e influencias en nosotros mismos y la repercusión sobre los demás, sin embargo, desconocemos una buena parte de éstas, por lo que la suma de los anteriores y los puntos que aún están fuera de nuestro panorama es aquello que denominamos “destino”.

-Por el Orbitante Lunar

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